Las consecuencias de la pandemia también han afectado la forma en que percibimos y habitamos los lugares. Los confinamientos, las cuarentenas y el distanciamiento social han hecho que revaluemos la funcionalidad de los sitios que frecuentamos. ¿Acaso el covid-19 es una oportunidad para mejorar las dificultades de los territorios? Te lo contamos a continuación.
El mundo dio un giro inesperado en el 2020. Tuvimos que cambiar nuestro estilo de vida y adaptar a las nuevas circunstancias la manera en que nos relacionamos con otros y la forma en que habitamos los espacios. Este cambio en la percepción del entorno motivó la reorientación de los modelos arquitectónicos y urbanísticos para dar solución a las necesidades económicas, sociales y culturales que puso en evidencia la pandemia.
El escenario poscovid se convierte, entonces, en una oportunidad para replantear el presente y el futuro de nuestra relación con los espacios, pues la flexibilidad, la adaptabilidad y la proximidad se han vuelto prioritarias a la hora de diseñar y reconstruir los entornos de los que hacemos parte.
H2 ¿Cómo se relacionan las personas con los espacios?
Cada lugar es construido con una intención. Por ejemplo, las viviendas ofrecen refugio y facilitan la convivencia, las oficinas están destinadas al trabajo, y los colegios y las universidades se adaptan a los requerimientos de los procesos educativos. Con la disposición de cada lugar se transmiten emociones y sensaciones, como el confort, y se potencializan la creatividad y el fortalecimiento del intelecto.
Aunque suene complejo, existe un vínculo entre el entorno y el comportamiento humano que puede explicarse a través de disciplinas como la neuroarquitectura, una rama de la arquitectura que estudia cómo reacciona el cerebro ante diversas características de los ambientes en los que habitamos.
Así lo explica el artículo “¿Hay relación entre los espacios y lo que sentimos?”, publicado por El Colombiano, en el que Daniela Tobón, diseñadora industrial y de interiores, asegura que “el ser humano se desarrolla en un 90 % en un entorno construido”, que influye en su sistema nervioso y cognitivo.
Los cambios suponen la necesidad de que nos acostumbremos a nuevas condiciones. La pandemia trajo consigo otras formas de ocupar cada lugar, lo que nos obligó a acostumbrarnos, por ejemplo, a instaurar las oficinas y las aulas de clase en las salas y las habitaciones de las casas. Sin embargo, a partir de esta y otras alteraciones, surgen cada vez más estrategias que apuntan a mejorar los diferentes sectores sociales.
H2 Estrategias que se adaptan a los nuevos escenarios
El blog Paisaje Transversal, un sitio web especializado en la planificación y el diseño urbano, propone una serie de estrategias con las que municipios y ciudades pueden adaptarse a los nuevos escenarios que trajo consigo la pandemia.
- Acabar con las desigualdades: La crisis por el covid-19 puso en evidencia las dificultades de los sistemas económicos, sociales y culturales de diferentes territorios. Una de las formas en las que se percibe este problema es a través de las condiciones del espacio público, por eso es importante adelantar acciones encaminadas a su mejoramiento, como la ampliación de los andenes y el mantenimiento de las zonas verdes y los accesos a parques y lugares públicos.
- Repensar la vivienda: El covid-19 transformó el uso de las viviendas convirtiéndolas también en zonas de trabajo y estudio. En ese sentido, es importante replantear los parámetros de diseño con el fin de mantener los vínculos familiares y procurar que los espacios no pierdan su uso principal.
- Fortalecer los servicios públicos: Es imprescindible mejorar los recursos y la gestión de los sistemas básicos para garantizar el acompañamiento a las poblaciones durante la crisis sanitaria. Para ello, basta con flexibilizar los servicios desde la adaptación de los espacios a las circunstancias y las necesidades cambiantes.
- Implementar nuevos modelos productivos y de consumo: Es necesario pensar en el consumo responsable, sostenible y saludable, con tácticas como el fomento de la economía verde, la diversificación de la producción de diversos sectores y evitar la dependencia de actividades como el turismo, para no poner en riesgo la economía local y territorial.
- Construir espacios públicos más saludables: Uno de los retos del urbanismo poscovid es pensar en ciudades saludables. El confinamiento ha demostrado que es posible mejorar las condiciones ambientales e integrar la naturaleza para proteger la biodiversidad. Aunque el regreso paulatino a la normalidad implica el aumento de la contaminación y la afectación de la calidad del aire, algunas propuestas que buscan aumentar los espacios verdes y las zonas públicas podrían enfocarse en la naturalización de los barrios y la conexión entre los pasos peatonales y los límites entre las ciudades y la parte rural.
Más allá de aplicar intervenciones que visibilicen diferentes formas de utilizar el espacio público a corto plazo, es pertinente que estas estrategias estén acompañadas de proyectos de transformación que tengan un impacto a largo plazo. El reto, entonces, es para los sectores público y privado, que deben liderar iniciativas encaminadas a crear espacios más sostenibles y multifacéticos, y también para las personas, que deben apropiarse de dichos proyectos adaptándolos a los nuevos modos de vida pospandemia.
*Estos datos, tomados de El Colombiano y Paisaje Transversal, son informativos y no obedecen a recomendaciones del Fondo Inmobiliario Colombia.